Fitoterapia

Secado, conservación y preparación de las plantas medicinales

El principal objetivo del secado es el de extraer el contenido acuoso del material vegetal para poder conservar la planta en estado óptimo. Este proceso debe empezar una vez que se ha terminado la recolección.

Hay dos tipos de secado:

  • Secado natural, propio de países cálidos.
  • Secado inducido artificialmente, donde se controla el proceso.

El sol no funciona como método de secado, debido a que su acción es demasiado rápida e intensa y puede modificar las características organolépticas de la droga o el material vegetal. Por lo tanto, el secado siempre debe hacerse a la sombra, en lugares bien aireados y exentos de polvo. Para que el proceso de desarrolle correctamente, hay que extender las plantas en capas finas sobre papel o cartón no impreso y removerlas una o dos veces al día. Las sumidades y las flores se pueden colgar atadas en ramillete, mientras que los frutos pueden secarse extendidos sobre bandejas o colgados ensartados por un hilo.

Para el envasado de las plantas una vez que se han secado, se debe tener en cuenta lo siguiente:

  • Lo mejor es no triturarlas plantas.
  • Emplear recipientes de vidrio, barro o cerámica, o tela.
  • Rotular el envase con el nombre de la planta, el lugar de recolección y la fecha de envasado.

El almacenamiento de las plantas medicinales requiere un sitio seco, bien ventilado y sin luz directa. Se deben conservar como máximo un año, que es el tiempo que transcurre entre una recolección y la siguiente.
Siempre es preferible el uso de tarros herméticos al uso de latas, sobres de papel (donde penetra la humedad) o bolsas de plástico (donde se condensa la humedad del aire que estropea las plantas)

¿Cómo preparar las plantas medicinales para su consumo?

Las diferentes técnicas de preparación de las plantas medicinales que se pueden llevar a cabo son:

Infusión: para prepararla se vierte la droga en el agua caliente hasta el punto de ebullición, tapando y dejando en maceración durante unos 5-8 minutos. Después se cuela y la solución resultante se consume enseguida, preferiblemente caliente.

Normalmente, las medidas a utilizar son de 1 cucharada sopera de planta por taza de agua, y se consumen de 2 a 3 tazas al día, antes, después o entre las comidas según cada caso. La infusión es el procedimiento más adecuado para obtener tisanas de las partes delicadas de las plantas: hojas, flores, sumidades y tallos tiernos, ya que con ella se extrae suficiente cantidad de sustancias activas de la droga, con muy poca alteración de su estructura química, ya que se minimiza el efecto destructivo del calor sobre éstas.

Decocción: se prepara vertiendo la cantidad adecuada de la droga en un recipiente con el agua caliente al punto de ebullición, y se deja hervir durante un tiempo:

  • Hojas blandas: 1 minuto
  • Hojas duras: 2 minutos
  • Raíces: 5 minutos
  • Cortezas: 5 minutos
  • Granos enteros: 8 minutos

Después se apaga el fuego y se deja en maceración durante 15 minutos. El líquido resultante se cuela y se consume rápidamente, preferiblemente caliente. La medida más frecuente, es de 1 cucharada sopera de planta por taza de agua. 

La decocción se utiliza para preparar tisanas a base de partes duras de las plantas (raíces, cortezas, semillas), que precisan de una ebullición mantenida para liberar sus principios activos. Sin embargo, presenta el inconveniente de que algunos de los principios activos pueden degradarse por la acción prolongada del calor. Al igual que las infusiones, las decocciones se pueden utilizar tanto por vía interna como externa.

Maceración: se prepara colocando la planta previamente pesada en un recipiente opaco con la cantidad de agua necesaria a temperatura ambiente. Se deja reposar en un lugar fresco y oscuro, el tiempo requerido. Si se trata de partes blandas (como flores y hojas) el tiempo de maceración será de unas 12 horas y, si son partes duras (como raíces y cortezas) será de 24 horas. Pasado este tiempo se cuela el líquido resultante. Normalmente, se utilizan entre 20 y 50 g de planta por litro de agua, y se toman de 2 a 3 tazas al día. 

La maceración resulta útil para aquellas plantas cuyos principios activos sean termolábiles. A veces se realiza primeramente una maceración para reblandecer los tejidos vegetales y, seguidamente, una decocción. Para macerar se suelen usar el agua, el vino, el alcohol (de boca), el vinagre de sidra y los aceites vegetales.

Otras formas de preparación

  • Ciertas plantas medicinales se pueden quemar igual que un incienso (por ejemplo el romero, la salvia, la lavanda…) para que respiremos sus vapores, tanto para curar una afección como para limpiar la piel y depurar nuestros sentidos y nuestra alma.
  • Por vaporización podemos oler y respirar el vapor de una infusión o cocción recién hecha tapándonos la cabeza con una toalla. También  podemos echar las plantas directamente a la bañera como se suele hacer con el Eucalipto, un remedio muy útil para abrir las vías respiratorias cuando estamos constipados.
  • Para uso externo es muy útil el cataplasma que no es otra cosa que la planta cocida dentro de una tela o gaza aplicado localmente sobre la zona afectada.
  • El emplasto es la planta medicinal cocina, machacada y desmenuzada hasta formar una masa que se aplica directamente sobre la zona afectada pudiendo ser también masticada o ingerida.

 

Comparte el Amor

Puede que te guste...

Artículos Populares...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *